La
actividad profesional del psicólogo lleva consigo necesariamente implicaciones
éticas, estando sometida, por tanto, a exigencias y obligaciones profesionales
de carácter deontológico. Estas consideraciones morales son normalmente
acordadas y divulgadas por los colegios profesionales de psicólogos. En el
preámbulo de la Declaración sobre las Normas Éticas de la Profesión
Psicológica, adoptadas por la Asociación Psicológia Estadounidense (APA), se
señala que:
"El
psicólogo cree en la dignidad y en la valía del ser humano individualmente
considerado. Queda comprometido a aumentar la comprensión que el hombre tiene
de sí mismo y de los demás. Mientras prosigue esta empresa, procura el
bienestar psicológico de cualquier persona que puede buscar sus servicios o de
cualquier sujeto, humano o animal, que pueda ser objeto de su estudio. No
emplea su posición ni sus relaciones profesionales para finalidades que no
vayan de acuerdo con estos valores, ni debe permitir que ello suceda cuando sus
propios servicios son empleados por otros. Si bien demanda para sí mismo la
libertad de investigación y de comunicación, acepta también la responsabilidad
que confiere esta libertad: de competencia, cuando la reclama; de objetividad,
en el informe de sus hallazgos, y de consideración para los mejores intereses
de sus colegas y su sociedad."
https://www.youtube.com/watch?v=aT6hI5gkPd8
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